Ricard Salvat, figura imprescindible del teatro catalán

Fallece Ricard Salvat, gran renovador de la escena y, a la vez, un ilustre marginado Su último gran éxito fue su versión de ‘Mirall trencat’, de Mercè Rodoreda. Autor, director, pedagogo... dramaturgo, ensayista, historiador y catedrático de la Universitat de Barcelona, Salvat dirigió y produjo más de 350 espectáculos a lo largo de una trayectoria de medio siglo marcada, primero, por su condición de pionero de la modernidad escénica de nuestro país y también por años de olvido y de encuentros y desencuentros con las administraciones. Liberal y rebelde, sufrió el ninguneo de las instituciones del país, lo que le llevó a intensificar, durante las décadas de los 80 y 90, su trabajo en escenarios fuera del país (Alemania, Hungría, Egipto, Argentina, Italia, Portugal...), convirtiéndose en uno de los directores catalanes más internacionales. Nacido en Tortosa (Tarragona), Ricard Salvat i Ferré empezó ya de niño a inventarse historias con el teatro de cartón de Seix Barral. Formado en Alemania, en 1953 creó la Agrupació de Teatre Experimental; tres años más tarde, el Teatre Viu y en 1960, junto con Maria Aurèlia Capmany, la Escola d’Art Dramàtic Adrià Gual, de la que surgió la Companyia Adrià Gual, que dirigió hasta 1985. Fue en el marco de ese centro, máximo exponente de la escena catalana, donde introdujo a los entonces desconocidos Bertolt Brecht y Piscator, difundiendo asimismo la obra de Salvador Espriu. Luego, pasó por la dirección del Teatre Nacional de Barcelona (1971-1972) y del Festival de Teatre de Sitges (1977-1986).